domingo, 26 de enero de 2020

Las experiencias desarrolladas con las TIC en las aulas van dando resultados positivos. Un reciente informe presentado por el ministerio de educación de la Argentina sobre el impacto del programa “conectar-igualdad” –por el cual se entregan computadoras portátiles gratuitas a escuelas públicas de educación media para que los alumnos estudien- indica que estos dispositivos “retienen por más tiempo a los estudiantes dentro del espacio escolar, lo que se valora como positivo”.
Además, se indica que el uso más frecuente que le dan los jóvenes al internet en el aula pasa por búsqueda de información. Tanto docentes como alumnos destacan que esta búsqueda permite acceso a contenidos más actualizados en relación al libro escolar. Y tiene el valor agregado de que los jóvenes sienten la libertad de desarrollar su instinto curioso.
El informe también señala que el uso de las TIC dentro del aula  “generó cambios innovadores como: secuencias de aprendizajes no lineales y descentradas, más tranquilidad y disciplina, mejores relaciones entre los estudiantes, más motivación, y una mejor organización del tiempo y el espacio”.


Desafío docente


El desafío está puesto entonces en las naciones para garantizar que todos los jóvenes tengan acceso a estos dispositivos para trabajar en las aulas. Y también en los docentes, quienes tienen la necesidad de especializarse y conocer el uso de estas nuevas tecnologías en la educación. En este punto uno de los desafío más importantes es, parafraseando a Larry Niven, desaprender para aprender.
Al tratarse de la adaptación del ámbito educativo tradicional a uno inclusivo con las TIC, los docentes deben, en cierto modo, desaprender sus maneras tradicionales e incorporar nuevas. Esto afecta no solo a la pedagogía si no también a entender y ver el mundo desde los ojos de los chicos.